Tierras de Nordria
Ciudades y habitantes
Las Tierras de Nordria son un reino situado al norte del Mar de Nasdama. Tiene varias poblaciones principales, reminiscencia de los tiempos del Imperio, que conquistó las tierras al sur de los grandes bosques, entre las que destacan:
· Erkhenbriem es la capital. Ciudad portuaria; Vive del comercio, de la agricultura, de la ganadería extensiva en los vacíos de Dria (al norte del territorio) y de la exportación de los productos de los bosques de Gesaria y de Maeldun (la tala no está permitida, pero si la recogida natural). Está amurallada y tiene unos 100.000 habitantes.
· Mael, al oeste de la capital y en la desembocadura del río Hendri, es la segunda ciudad en importancia, de unos 20.000 habitantes. Pequeño puerto, se dedica a la ganadería, a la exportación de madera y al comercio con las frecuentes y grandes flotas del Sur, que entran al estuario de la Espina de Valta a su altura.
· Cael Idsi, al noreste y a orillas del gran lago de Gorgohan es una pequeña ciudad fundada originalmente como núcleo comercial y que fue brevemente capital de la provincia imperial de Nordria en tiempos del imperio, y que sufrió varias crisis a causa de varios devastadores incendios. Actualmente vive de la pesca y del comercio. ronda los 8.000 habitantes.
· Rhael Annure es casi un puesto avanzado. Los clanes acostumbran a usarla como lugar de encuentro neutral.
Los bosques de Gesaria y de Maeldun son lugares mágicos, protegidos personalmente por Jari, el dios de las plantas, Cutzu, el dios de los metales y Marya, diosa de la luz. Los árboles, en su mayoría, son mágicos, proporcionando frutos a lo largo de todo el año, así como maderas encantadas y extraños minerales. Los animales de la región no están protegidos por Jari, pero la exuberancia de magia reinante les afecta. Las razas inteligentes son por lo general inmunes.
Los bosques están habitados por todo tipo de tribus, que se conocen a sí mismas como Los Clanes. Hay nueve principales: Úmanyar (elfos de los bosques), Avari (elfos de los bosques), Anmaan (humanos), Zurcos (submitas [1]), Asxar (asxaritas [2]), Nandor (elfos de los bosques), Inami (humanos), Kobles (semiorcos) y Mannati (escapis [3]). Son bastante diferentes unas de otras -incluso entre los distintos clanes elfos, si tenemos en cuenta que los avari son practicamente salvajes, mientras que los nandor tienen una cultura y civilización relativamente avanzados-, y a menudo están enzarzadas en disputas y peleas, pero tienen varios puntos en común. Un respeto sagrado por el bosque, su vida nómada y su agresividad hacia los “extraños” que profanan “sus” bosques. No es raro que clanes en guerra sellen una paz temporal para expulsar a expediciones “extranjeras” deseosas de magia.
Para los habitantes de las ciudades los clanes son una panda de salvajes que no han trabajado en su vida, que les encanta matar, que venden a sus hijas como esclavas y en general, una panda de indeseables que no hay más remedio que aguantar. Para los clanes, los “ciudadanos” (términos despectivo) son una pandilla de timoratos, de animales enjaulados que ya no saben vivir en libertad, mentirosos, ladrones, codiciosos y sucios.
Gobierno e historia reciente
La ciudad está gobernada desde la caída del imperio por un rey, que desde el asesinato de la Alta Casa Elisi (elfos) hace doscientos años, han sido humanos: la Alta Casa Reila, que por cierto presume de estar emparentada con Orun I.
Las revueltas no son extrañas. Es raro que el hijo herede el trono del padre. La última se ha producido hace apenas un año, y acabó, como casi siempre, con la ejecución de los cabecillas (esta vez fue el hermano menor del rey quien inició la revuelta).
Origen del reino
Hace mucho tiempo, antes incluso de la llegada del Imperio, los bosques eran propiedad de Sefra, diosa de la oscuridad, que usaba la frondosidad de sus árboles para escapar de luz que le es tan molesta. Esto irritaba a Jari, pues le dolía ver que un bosque tan magnífico fuera usado simplemente como un parasol: No había hierbas, arbustos, ni animales dignos de mención; Sólo árboles y las criaturas de Sefra. La más poderosa era La Serpiente, un poderoso dragón que se encargaba de mantener alejados (o muertos) a los extraños.
Jari decidió intervenir. Busco a un humano valeroso y fuerte, y le prometió su ayuda y su bendición si liberaba los bosques de la influencia de Sefra. Jari hizo un pacto con Sefra: Era absurdo que dos dioses lucharan entre sí abiertamente, pues eso sólo beneficiaría a los competidores de ambos. En cambio, cada cual presentaría a su campeón, y el que ganara decidiría la suerte del bosque. Y ya que de eso se trataba, Jari le propuso a Sefra que su campeón fuera La Serpiente; Si hacía eso, él, por su parte, usaría a un simple humano.
Sefra se temía un engaño, pero fue incapaz de verlo y aceptó. Y llegó el día del combate. La Serpiente atacó con su aliento, el fuego envolvió a Sartaros, que así se llamaba el héroe, y... no le pasó nada. Una y otra vez el fuego envolvió al hombre, y una y otra vez las llamas recorrían su cuerpo sin causar daño.
Cansada y furiosa, La Serpiente atacó a Sartaros con sus garras, pero éste, ante los atónitos ojos de Sefra, golpeó primero con su espada, hiriendo de muerte al dragón.
¿Cómo era posible? Sefra acusó a Jari de haber intervenido en el combate, y se negó a marcharse del bosque. Pero en ese momento apareció Marya, diosa de la luz, y reconocío haber inmunizado al humano contra el fuego. Y Cutzu surgió de la tierra, y admitió que la espada que portaba Sartaros la había fabricado él mismo. Sefra tuvo que marcharse, pues aunque las reglas establecen que si dos campeones luchan en representación de sus dioses, no pueden recibir ayuda de éstos, no dicen nada sobre el que otros dioses ayuden...
Por supuesto, no acabó aquí. Fue el comienzo de una terrible rivalidad entra Marya, Jari, Cutzu y Sefra y sus aliados, rivalidad que todavía hoy permanece.
El bosque fue consagrado por los tres dioses, y lo reclamaron como territorio común. Y el gobierno del mismo le fue entregado a Sartaros y a sus descendientes. O al menos, eso cuenta la leyenda.
Idiomas y cultos
El nordrio, un idioma humano (de las tribus nórdicas) es el idioma más extendido en los núcleos civilizados, siendo el orunita habitual entre las clases altas como idioma culto y muy extendido en la redacción de documentos y contratos. Sin embargo, en los grandes bosques hay varios idiomas, como el élfico (y varios dialectos del mismo), el submita, el koble (emparentado con la lengua negra de los orcos), y otras lenguas muy minoritarias.
Los cultos también son muy variados, aunque Jari y Mari destacan sobre los demás, pero los llamados dioses salvajes, como Teutates, Cernunnos, Esus, Taranis también tienen muchos seguidores entre las tribus.
[1] Humanoides, dos metros de altura, “piel” negra, sin pelo, boca grande llena de colmillos que usan como un arma. Hostiles con los extraños.
[2] De uno a tres metros de altura. Son plantas inteligentes. Parecidos a árboles con extremidades (el número varía). Sus poblados son “bosques móviles”. En cierto modo, se ven afectados por la magia del bosque.
[3] Humanoides arborícolas. Un metro de altura, extremadamente ágiles. Piel verdosa, que puede cambiar de tonalidad a voluntad. Bastante tímidos y recelosos. Pese a su aspecto cómico y grandes ojos, pueden ser bastante peligrosos.