El Consejo de Navegantes
En el año 584 una delegación de comerciantes ashiana llega a Rhone con una petición tan inesperada como desesperada. Solicitar ayuda contra el serio problema de la pirateria que asolaba las costas del noroeste desde hacía años. Piratas ashianos y sobre todo draemios habían llegado a saquear varias ciudades de la zona, aparte de apresar incontables barcos mercantes, llevando la ruína al comercio del reino. La presencia draemia era una amenaza tanto en el Océano del Oeste como en las Islas de las Lágrimas, a las puertas de Asha.
Si ya era raro ver a las propias naciones intentar llegar a acuerdos, y más que éstos llegaran a buen puerto, que lo hiciera una iniciativa privada como aquella no tenía precedentes de ningún tipo. Sin embargo, la propuesta tuvo una inmediata acogida favorable por parte de las familias del Consejo de Rhone y de los comerciantes de la Liga, que enviaron embajadas a varios lugares. Faras enseguida se sumó, pues ellos sufrían el problema de los piratas draemios desde hacía tiempo, aunque en menor medida, pues contaban con una buena flota de guerra que paliaba el problema. Pocos meses después se crea el Consejo de Navegantes. La Orden de la Rosa se adhiere al proyecto, pero además quiso liderarlo y que fuera una división naval de su estructura militar. Pero Rhone, Faras y la Liga de Comerciantes se negaron, y acordaron que la sede estaría en la propia Rhone. A pesar de las protestas, la Orden se incorporó al Consejo de Navegantes.
Quedaba convencer al gigante de Orun, para lo cual hubo que realizar un esfuerzo diplomático extra, pues los oruneses querían contraprestaciones políticas a cambio de sumarse al Consejo. Pero éste era ya una realidad y de los astilleros de Rhone, Faras y Asha salieron navíos de guerra que conformarían la primera flota del Consejo. Los oruneses también sufrían la piratería en las ciudades de su costa al oeste y tras presiones internas decidieron rebajar sus reclamaciones (de nuevo iniciar conversaciones sobre la incorporación de Rhone al Imperio, entre otras). Finalmente, tras aceptarse el veto a la participación de Koraan y otros asuntos menores, Orun se suma al Consejo. Se toma entonces la decisión de emprender una expedición naval, y se reúne en Serpennaes la flota de los coaligados.
En el año 587, 16.000 soldados dirigidos por Dulantine de Orissia (famoso noble y hombre de estado orunés) invaden la isla de Erglarot, en Asha, conocido nido de piratas, provocando la sumisión de la misma y la huída del corsario Dragut (con patente draemia, famoso por saquear Hingiblaen hacía unos años) y sus hombres. Posteriormente Dulantine invade varias de las Islas de las Lágrimas y ya en en el 590, da el salto a las islas Plala, al este de Delu-Draem, otro lugar usado por los piratas como base en sus ataques sobre las rutas de los farasios. Las autoridades draemias tomaron esto como una declaración de guerra, y enviaron una flota en respuesta en el 591, convirtiéndose de facto en un principado corsario, pero este movimiento exponía sus vías de comunicación marítimas y no había marcha atrás.
La flota del Consejo, en formación de combate, emergió por la brecha que dejaban las islas de Cuchilla y Oxía e interceptó a la flota draemia en junio del 591. La batalla se inició con el ataque frontal de ambas flotas desplegadas en línea. En un primer momento la flota draemia, que tenía más hombres y más naves, rodea el flanco izquierdo de los coaligados, manteniéndose el flanco derecho firme al llegar éste casi hasta la costa. Durante este tramo de la batalla los barcos del Consejo se llevaron la peor parte, pero cuando parecía que todo estaba perdido, el auxilio de la reserva a su alejada ala izquierda salvó la situación y tras un cruento combate los draemios se retiraron. Sólo lograron salvar unos 60 barcos. El Consejo perdió casi la mitad de la flota, pero fue una gran victoria que traería años de baja actividad pirata en las costas del noroeste y de Faras.
Hoy en día la actividad del Consejo de Navegantes se centra en mantener las rutas comerciales seguras. Desde hace dos décadas no se han producido saqueos en ciudades de Asha, y la actividad pirata se ha reducido. La capital de Asha es un puerto seguro y el comercio florece de nuevo. La piratería sigue siendo un problema, pero no de la intensidad de antaño.