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Ipsia

Ciudades y habitantes

 

Los habitantes de Ipsia, descienden de una antigua civilización que vivió en la gran isla de Nasda antes de la época de las Ligas. Ipsi fue una de las primeras colonias fundada en las costas del mar interior de Nasdama. Con el tiempo ambos pueblos se aliaron en la Liga Nasda, pero una gran guerra y posterior tragedia alcanzó a los aliados de Ipsia.

 

Dos son las poblaciones principales:

·         Nueva Ipsi es la capital. Tiene ahora unos 60.000 habitantes. Vive del comercio, la artesanía, la ganadería y agricultura (la llanura aluvial de Ipsala es muy fértil) de las numerosas granjas que la rodean, y de la pesca. Exporta mucho a Caristia. Además es tenida como un centro del saber, habiendo varias escuelas filosóficas en la ciudad de gran predicamento, a donde acuden alumnos de muchas ciudades del mundo conocido. Los ipsios tienen fama de grandes guerreros y de ser gente que no huye fácilmente de un combate.

·         Valle es una villa minera (hierro, plata) y maderera; 8.000 habitantes. Toda la región en torno a valle está sometida a los ipsios desde que desembarcaron hace siglos desde Nasda. La región de Valle tiene una población muy numerosa, distribuida en pequeñas poblaciones. En la región de Valle hay muchas poblaciones de medianos, una raza amistosa de labradores y difícil de encontrar en otros lugares del mundo.

El río Ipsala no es navegable por grandes barcos, pero se usa para el transporte de barcazas corriente abajo, cargadas con la madera y el mineral de Valle. Al norte están los Altos de Kill, un conjunto de mesetas escasamente pobladas. Al sur y este, el reino está limitado por las Llanuras de Muertos. Un sitio muy desagradable (ver más adelante).

Gobierno a historia reciente

 

Ipsia ha tenido un pasado muy accidentado. Si hubieran tenido mejor suerte, estaríamos hablando de uno de los reinos más poderosos. Se cuentan entre los primeros habitantes civilizados de las culturas del mar de Nasdama. Cuando Caristia (Navara) comenzó a despuntar comenzó el declive de los ipsios y sus aliados los nasda. En realidad Navara siempre ha mirado con respeto a los ipsios, y han aprendido mucho de ellos. Hoy en día el reino se gobierna mediante un consejo de ciudadanos nobles y de edad avanzada, ambas condiciones son requisitos imprescindibles. 

Hace poco más de un siglo un enorme ejército sario atacó la ciudad de Ipsi, y tras una resistencia temeraria que duró semanas y donde no se dio ni un paso atrás, la ciudad fue saqueada y destruida. Fue refundada años después como Nueva Ipsi.

Tienen como un orgullo el que los miembros del consejo actuales (cargo que por cierto no es hereditario sino electo, a través de una elaborada meritocracia) sean descendientes directos de los antiguos héroes. A nadie se le ocurriría hacer algo parecido a una revuelta contra los legítimos gobernantes. Por otro lado, éstos siempre han estado ligados por un profundo sentimiento del honor al bienestar del pueblo. Muy raras veces el consejo ha oprimido al pueblo.

Las llanuras de los muertos

Hace mucho tiempo, en los tiempos anteriores al desastre de la Liga Nasda, los pueblos de Nasda e Ipsi eran una poderosa civilización ubicada en el mar de Nasdama, fieles servidor del dios del mar y de los ríos. No eran infrecuentes las guerras con otros antiguos reinos costeros.

Pero un mal día Navara, por aquel entonces una joven ciudad pujante, decidió ajustar cuentas. Creó una pequeña flota, y la envió a luchar contra los aliados de Ipsia.

Al principio las victorias llenaron de orgullo al pueblo ipsio. Pero los navaros no desistieron y volvieron a la carga. Con el paso de los años la población empezó a temer preocupada que aquella guerra duraría mucho. En el año 505 se consumó la derrota, la flota ipsia y sus ejércitos devastados. Pero el destino de sus aliados de la isla Nasda fue mucho peor: su población entera vendida como esclavos, su tierra salada y maldita. Los supervivientes que pudieron escapar pidieron ayuda a los ipsios, que les cedieron tierras al sur para que pudieran establecerse.

Pero los colonos nasda traían consigo la maldición, y sus gentes comprobaron alarmados y asustados que los animales se comportaban de forma extraña, los recién nacidos morían sin motivo, se hablaba de extrañas bestias que recorrían los campos y los bosques.

Y llegó el tiempo de la cosecha, de comer de los frutos de los campos. Lo que sucedió entonces nadie lo sabe con exactitud, pues quedaron muy pocos capaces de contar lo sucedido. Los ipsios, asustados, negaron cobijo a todo nasda y patrullaron la frontera con órdenes de matar a cualquiera que saliera de las llanuras. Lo que quedó de los últimos nasda libres sucumbió, tragados para siempre por la maldición y por la historia, y nunca más volvió a pisar su tierra de origen.

En la actualidad se dice que la maldición ha perdido poder, pero las criaturas que engendró siguen allí, en las llanuras al sur de Ipsia. De hecho, muy pocos viajeros se atreven a recorren esas llanuras. Se considera seguro beber y comer lo que produce la región, pero la vida animal sigue maldita. Toda criatura que nazca en las llanuras surge retorcida y extraña. Sin embargo, en la isla de Nasda no queda huella de la maldición, si bien se dice que llegó a quedar absolutamente vacía de toda vida, animal o vegetal. Con el tiempo ha vuelto a repoblarse. Sus habitantes actuales son ipsios que han llegado desde el continente, y consideran a Ipsia como un estado aliado.

 

Idiomas y cultos

El idioma de Ipsia es el nasda, siendo el navaro segunda lengua habitual, y sus cultos principales a deidades relacionadas con el agua. 

También se habla el mediano en las comunidades rurales del interior, donde los cultos a deidades de la agricultura son más habituales.

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