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Galeón de Cadal

Antecedentes

 

El famoso Galeón de Cadal arrivó a Navara por primera vez en el año 326. La inmensa flota cadaliense, de unos 300 barcos, varias decenas de ellos con una eslora inconcebible para cualquier astillero del mundo conocido, debió causar conmoción entre los navaros, y muchos debieron pensar que les invadían. Sin embargo aquellos altos hombres que bajaron de los barcos venían en son de paz, y lo que querían era comerciar.

 

En realidad su llegada era conocida por muchos nobles y comerciantes locales, pues la flota de Cadal había sido avistada cerca del golfo de Ulna semanas antes, al parecer explorando la costa, cuando fue contactada por un barco navaro, cuyo nombre todavía se recuerda: el Marrajo. El contacto había sido positivo y los cadalienses fueron invitados a la ciudad.

 

A su llegada se organizó un gran comité de bienvenida, y los cadalienses que desembarcaron realizaron obsequios a los principales de la ciudad, en forma de especias (pimienta, clavo y canela), porcelanamarfillaca y elaboradas telas (tafetanes, sedas, terciopelo, raso), mercancías casi todas ellas nunca vistas antes en los mercados locales. También regalaron artesanía fina, biombos, abanicos, espadas sin guarda, alfombras lujosas, jarrones asombrosos y un sinfín de productos más. Los notables y mercaderes navaros, muy excitados, besaron a los visitantes en manos y mejillas, algo que provocó el que se considera primer incidente diplomático de la historia. Los cadalienses, airados, golpearon con brutalidad a los navaros, arrojándolos al suelo, y volviendo a sus naves. La situación desesperó a los navaros, que saben apreciar una oportunidad y temían perderla, y enviaron a Gelbin Itzak a diplomar.

 

La pequeña figura del gnomo recortándose contra el gigantesco navío de Cadal mientras subía la pasarela de acceso hacía pensar que aquello no podía acabar bien, pero el gnomo descendió la pasarela minuto después, sonriente y triunfante. Acababa de cerrar el primer acuerdo comercial entre aquellas dos potencias tan alejadas. Muchos otros acuerdos se cerraron en los días siguientes y, antes de zarpar de regreso a su tierra, los cadalienses anunciaron que regresarían, una vez al año, con mercancías.

 

El Galeón de Cadal llegó a convertirse en algo tan lucrativo, que la ciudad nunca volvería a ser la misma, creciendo de forma desmesurada en las décadas siguientes, ante la atenta y preocupada mirada de Nasda, que formaría la Liga Nasda en el 402 al sentirse amenazada por el creciente poder de su antigua colonia.

Dimensiones de los barcos

La comprensión de los buques de Cadal se deriva del conocimiento teórico y empírico y de las limitaciones técnicas de los barcos de vela de madera, pues los cadalienses son muy recelosos sobre todo lo suyo. El análisis moderno de la forma y la estructura de estos buques se basa en estudios contemporáneos, y concluye que los barcos más pequeños, de entre 15 y 40 metros de eslora, son barcos de guerra que escoltan a los barcos mayores, éstos con esloras de entre 50 y 100 metros, galeones mastodónticos con hasta nueve mástiles y varias cubiertas, con capacidad para más de 500 pasajeros, así como una enorme cantidad de carga. 

Tripulación y pasajeros

En toda la flota se calcula suele haber un mínimo de 20.000 personas, entre ellas navegantes, exploradores, marineros, médicos, trabajadores, comerciantes, soldados y capitanes. Entre la soldadesca destaca la conocida como "guardia negra", individuos muy altos y fornidos embutidos en armaduras negras y cuyos cascos no dejan ver su rostro. La disciplina de la tripulación de estos barcos es muy rigurosa, y no se les ve bebiendo en tabernas ni compadreando con los locales, aun hayan pasado siglos desde su primera llegada. En aras de evitar nuevos conflictos diplomáticos, la población y la guardia navara está muy aleccionada desde antiguo de cara a tratar bien a los visitantes de Cadal y no provocarlos en ninguna manera. Su estancia no suele durar más allá de unos pocos días.

Casos de incidentes

Los cadalienses no parecen apreciar la jocosidad en el ámbito diplomático, esto se sabe desde antiguo.

Lo que no esperaban los navaros aquel verano del 404, en el conocido como incidente de la cesta, es que un inocente y amistoso intercambio de insignias propuesto por un mercader navaro acabara con su cabeza en una cesta. El mercader quiso intercambiar, para agradar a su invitado, su medallón de plata de ley por la insignia que su homólogo de Cadal, de nombre Abbatarik, llevaba en el pecho, a todas luces más modesta, pues se trataba de una baratija con forma de balanza hecha en hierro. Antes de que pudiera soltar la baratija del pecho del cadaliense, su cabeza fue tronchada por uno de los guardias que acompañaban a Abbatarik. Las autoridades navaras recibieron la cabeza del desdichado en una cesta ese mismo día. Los navaros echaron tierra sobre el asunto, indemnizaron a la familia del mercader fallecido, y no exigieron compensaciones ni pidieron explicaciones a los de Cadal.

De nuevo en el año 667, en el célebre episodio del desfile, donde el noble Aphanuzir, embajador de Cadal, que espada en mano y con la ayuda de los gentileshombres de su escolta, derrotó al séquito del noble zario Estrade, y a sus hombres, matando a los caballos de su carroza, para ocupar el primer lugar en un desfile diplomático. Los navaros sudaron lo indecible para echar de nuevo tierra sobre el asunto y que aquel incidente no llegara a más, y para aplacar la ira de sus socios y aliados zarios.

Se sospecha que ha habido más incidentes, pero éstos han debido ser tapados con mayor habilidad por las autoridades navaras y no han llegado a conocerse por el pueblo llano.

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