Comercio y tecnología
El comercio es el motor que condujo a la economía de finales del Imperio. Los dos elementos más importantes en su expansión fueron tanto la lengua como las legiones, pero estas fueron apoyadas por el comercio, siendo al mismo tiempo parte de su espina dorsal. Los navaros eran hombres de negocios y la longevidad de su imperio se debió a su comercio.
Aunque en teoría los miembros de la nobleza y sus familias tenían prohibido dedicarse al comercio, los miembros de la orden ecuestre sí lo ejercieron, a pesar de sus aristocráticos valores que hacían énfasis en pasatiempos militares y actividades recreativas. Los plebeyos y libres tenían tiendas o atendían puestos en los mercados mientras grandes cantidades de esclavos hacían casi todo el trabajo duro. Los propios esclavos eran además objeto de transacciones comerciales, y dada su alta proporción en la sociedad y la realidad de las fugas, las guerras serviles y las sublevaciones menores, dieron un toque distintivo al comercio navaro.
La intrincada, compleja y extensa contabilidad del comercio fue efectuada con la ayuda de tableros contables y ábacos.
El centro de la antigua Navara era un mercado que ofrecía mercancías generales y atraía el grueso del tráfico mientras que al menos otros cuatro grandes mercados se especializaban en mercancías particulares como el ganado, el vino, el pescado y las verduras . Todas las nuevas ciudades, como Nueva Navara, fueron ordenadas según un plano ortogonal que facilitaba el transporte y el comercio. Las ciudades fueron conectadas entre sí por buenas calzadas. Los ríos navegables fueron utilizados extensivamente y algunos canales fueron cavados. Un mecanismo importante para la expansión del comercio era la paz. Todos los asentamientos, especialmente los más pequeños, podían localizarse en lugares económicamente racionales. Antes y después del Imperio, las posiciones defensivas en cimas de montes fueron preferidas para los asentamientos pequeños, pues la piratería hizo el establecimiento costero particularmente peligroso para todos, salvo las ciudades más grandes del imperio.
Para el siglo II, las provincias del Imperio negociaban los enormes volúmenes de mercancías entre ellas por rutas marítimas. Había una mayor tendencia hacia la especialización, particularmente en la fabricación, la agricultura y la explotación minera, especializándose algunas provincias en producir ciertos tipos de mercancías, como el garum (salsa de pescado fermentado) y aceite de oliva de Ipsi y Nasda.
Tras la caída del imperio vinieron tiempos convulsos, pero hoy en día el esquema legado por el imperio se mantiene muy similar, por lo que lo reflejado anteriormente viene a ser la imagen actual.
Rutas marítimas
Durante el imperio había extensas flotas comerciales. Los restos más importantes de este comercio son la infraestructura como puertos, rompeolas, almacenes y faros conservados en muchas ciudades y otros enclaves portuarios. Como con la mayoría de la tecnología navara, los buques marítimos no mostraron mejora importante alguna sobre las naves de los siglos anteriores, aunque el recubrimiento de plomo de los cascos como protección parece haber sido más frecuente. Los navaros usaron barcos de vela de casco redondo. La continua protección «policíaca» de las rutas durante varios siglos fue uno de los factores principales del éxito del comercio, dado que las calzadas fueron construidas más para los pies o los cascos de los caballos que para las ruedas, y no podían soportar el transporte comercial de bienes a largas distancias. Las naves usadas habrían sido presa fácil para los piratas de no ser por las flotas de galeras y galeones de la armada imperial.
Las materias primas, como el grano y los materiales de construcción se negociaban solamente por las rutas marítimas, puesto que el coste del transporte por mar era 60 veces menos que por tierra. Los alimentos y productos básicos como cereales para hacer pan y los rollos de papiro para la fabricación de libros fueron importados desde Cadal de forma continua.
De nuevo este esquema del antiguo imperio es muy similar a lo que tenemos hoy en día.
Tecnología
Durante el imperio se desarrolló una agricultura sofisticada, se mejoró la tecnología del trabajo con hierro y de albañilería, mejoraron la construcción de carreteras (métodos que no han quedado obsoletos todavía), la ingeniería militar, la ingeniería civil, el hilado y el tejido con muchas máquinas diferentes como la cosechadora, que ayudaron a incrementar la productividad de muchos sectores de la economía.
Los ingenieros fueron los primeros en construir arcos monumentales, anfiteatros, acueductos, baños públicos, puentes de piedra y criptas. Algunas invenciones notables fueron el códice, el vidrio soplado y el hormigón. Muchas ciudades del Imperio tenían más de 100.000 habitantes. Los rasgos de la vida urbana comprendían edificios de varios pisos, calles pavimentadas, retretes de cisterna públicos, ventanas de vidrio y calefacción en suelos y paredes. Los navaros entendieron la hidráulica y construyeron fuentes y obras hidráulicas, especialmente acueductos. Muchas termas se han conservado hasta la actualidad.
Los navaros tenían una industria médica, con el mismo tipo de técnicas que se tienen en la actualidad: anestesia e incluso cirugía plástica.
La medicina se dividía en diferentes especialidades como farmacia, medicina y cirugía. Hay incluso anestesistas que usan opio y mandrágora blanca sintetizadas de flores y raíces.
Para proteger al Imperio, se entrena al ejército más disciplinado y eficaz que haya visto el mundo y lo equipa con el armamento más avanzado. Los ingenieros militares daban forma a metales y maderas para crear devastadoras armas de guerra. El arma principal del soldado de infantería era una temida espada de doble filo que acaba en una afilada punta, pero si una espada podía ser letal de cerca, su lanza, podía matar a cierta distancia.
Proteger a los soldados era tan importante como equiparlos para el ataque. Los primeros soldados llevaban unas cotas de malla llamadas, hileras de arandelas macizas de bronce o hierro que se unen a unas anillas ribeteadas dispuestas horizontalmente, pero que eran muy vulnerables. Los armeros inventaron un tipo de protección muy superior; se trataba de placas articuladas, y eran unas placas de hierro superpuestas fijadas con tiras de cuero, bastante más ligeras que la cota de malla. Los escudos de las legiones estaban hechos de contrachapado.
Una vez más, actualmente los ingenios tecnológicos vienen a ser los que dejó como legado el imperio. Tras los primeros siglos hubo cierto retroceso, pero hoy en día los estándares son muy parecidos a los de entonces, si exceptuamos a los enanos, cuya tecnología es superior a la desarrollada por cualquier otra raza, pero la consideran un secreto que no debe compartirse, por lo que se sabe muy poco de sus avances y sus ingenios.